21 oct 2015

Otoño: el Comienzo

Ilustración propia acerca del Otoño.
El Otoño siempre se me ha mostrado al contrario de lo que me decía el sentido común. En el paganismo lo vemos como una estación de equilibrio, de introspección, propicia para la meditación y el trabajo interior. Sin embargo, para mi, Otoño siempre ha sido sinónimo de comienzos, y comienzos muy ajetreados. Siempre me cuesta sentar el culo para celebrar Mabon y Samhain y mirar dentro de mi. Demasiadas cosas reclaman mi atención ahí fuera.

Es una estación que trae vientos de cambio, que se lleva la pesadez del verano e induce a un nuevo ritmo de trabajo. Se acaban las vacaciones, comienzan los cursos académicos y las jornadas laborales. Conocemos gente nueva y nos reencontramos con la gente de siempre. Nuevas amistades, nuevos compañeros, nuevos amores. Feliz encuentro y feliz reencuentro.

Además, hoy día podemos ver cómo el fin del verano es el momento favorito para introducir cambios en los medios, bien sea en las nuevas temporadas de programas de televisión y radio como en las grandes páginas de Internet como Facebook o Google. También nos anuncian colecciones de kiosco y cursos porque la gente tiene ganas de empezar cosas nuevas, de hacer lo que siempre quiso, de reprogramar sus horarios y costumbres.

Por ello creo que siempre he visto Mabon y Samhain con una óptica equivocada. Los veía como finales. Pero en la Rueda del Año no hay ningún punto final, sólo punto y seguido. Y como si el mundo quisiera hacerme ver esto, me dio una lección que tardé en comprender: un año sucedió que por estas fechas realicé un sencillo altar con hojas secas y con carrabouxos (agallas de roble). Lo dejé en casa sin atención unas dos semanas. Cuando volví encontré el sueño de la habitación y la mesa del altar con varias bolitas amarillas diseminadas que antes no estaban ahí: eran gusanos que (afortunadamente) estaban ya secos y que habían salido de los carrabouxos en busca de alimento. Otro año sucedió algo similar con las castañas, no entraré en detalles. 

La muerte genera nueva vida, las hojas caen, pero los hongos y gusanos nacen para transformarlas de nuevo en nutrientes para que puedan ser tomados por otras plantas. Es necesario eliminar y dejar atrás las cosas que ya no necesitamos para que puedan aparecer otras nuevas, y esto también lleva trabajo.

Este Otoño he decidido dejar de ir contra corriente, dejar de intentar realizar profundas meditaciones cuando mis piernas me pedían salir a correr. El cambio del Otoño es dinámico y he buscado una introspección proactiva. ¿Qué me gustaría comenzar? ¿Qué cosas me gustaría dejar de hacer? Todas las actividades que empecé este año inducen en mi nuevas reflexiones, nuevas introspecciones y nuevas formas de ver las cosas. El simple hecho de tener un blog me hace caer en la frenética e introspectiva tarea de escribir lo que fluye por dentro de mi.

Las cosas no son blancas o negras, y el otoño es precisamente el momento del crepúsculo, tiene su parte de luz y su parte de oscuridad. Podemos tomar de ambas lo que necesitemos.

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